Condado de Galway

Por qué deberías visitar Galway

¿Qué te parece esta idea para un negocio?: Galway en una botella. Repleto de festivales y kilómetros de costa y no solo con una de las ciudades más llenas de energía de la isla de Irlanda, sino también con las conmovedoras islas Aran y los increíbles paisajes rocosos de Connemara. Sí, si consiguiéramos embotellar Galway podríamos hacernos todos millonarios… Pero, hasta entonces, nos conformamos con visitarlo.

Galway

La primera parada, por supuesto, es en la floreciente ciudad de Galway. No hagas planes cuando vayas a caminar por aquí (pocos de sus habitantes los hacen). Mejor ir donde te apetezca. Puede que sea una librería independiente como Charlie Byrne's; quizá un pub, un acuario o tal vez un museo de la ciudad cuyas plantas superiores ofrezcan impresionantes vistas del río Corrib. ¡Hay muchas opciones!

Galway es un lugar perfecto para dejarte llevar. ¿Te apetece ver un partido de rugby de la Heineken Cup en el Sportsground? También puedes dar un paseo por el viejo Long Walk, como el que Steve Earle describe en la canción Galway Girl (“Su cabello era negro y sus ojos azules…”). Explora el mercado junto a la iglesia de San Nicolás; come sushi o atraviesa el arco español. Se hará de noche sin que te des cuenta.

Connemara

Viaja más allá de la ciudad de Galway y te encontrarás con la Irlanda más salvaje. Se dice que por cada estrella que puso Dios en el cielo, colocó un millón de piedras en Connemara. Esas piedras, incrustadas en el suelo y pisoteadas por ovejas de cara negra o proyectadas hacia arriba en la magnífica cordillera de Twelve Bens, se unen para crear un mosaico perfecto.

Connemara es un fenómeno costero además de un parque nacional, pero también tiene uno. Coge el coche y en pocas horas podrás ir de Maam Cross al pueblo portuario de Clifden; de Spiddal, un pueblo Gaeltacht (de habla gaélica), y la playa coralina de Carraroe a un buen bol de crema de marisco en Roundstone, un viejo pueblo portuario en la ventosa península de Ballyconneely. Además, reconocerás algunos de estos lugares de tus películas favoritas.

No olvides las islas Aran

Galway tampoco acaba en su litoral más occidental. Un breve trayecto en ferry o en avión desde tierra firme te trasladará a las míticas islas Aran: afloramientos de piedra caliza dominados por acantilados escarpados, muros de piedra, playas desiertas y lugares históricos icónicos como Dún Aonghasa. La fortaleza de 2.000 años que la erosión ha partido por la mitad, te dejará sin palabras.

Un día, lo reunirán todo en una botella. Hasta entonces, ¡ponte las botas!