El oeste de Irlanda, desde la ventosa punta del cabo Malin, en el condado de Donegal, hasta la templada belleza de Kinsale, en el condado de Cork, impresiona con sus paisajes épicos y cautiva con sus momentos tranquilos. Este es un lugar que ha inspirado a soñadores, errantes, poetas y pintores; en el que el paisaje está repleto de murallas de piedra seca, cabañas con techos de paja, montañas imponentes y playas desiertas. Disfruta de una aventura fuera de lo común en el extremo de Europa.
Es muy fácil sentir la naturaleza salvaje que caracteriza a esta costa, ya que está presente en todas partes: desde los escarpados acantilados que se sumergen en las embravecidas olas del Atlántico hasta las remotas islas azotadas por el clima. Pero el oeste de Irlanda es mucho más que eso: es un lugar de conexión. Es la charla de los lugareños, la calidez de un pub iluminado por el fuego y el golpeteo de los pies en una sesión de música tradicional La esencia de la Ruta Costera del Atlántico es muy profunda.