Así que ya has oído hablar del Anillo de Kerry. Pero, ¿y el Anillo de Beara? ¿Una península más al sur? En pocas palabras, el Anillo de Beara es una ruta escénica desde Kenmare hasta Glengariff (o vice versa), un circuito de 138 km. que pasa por algunos de los rincones más salvajes del suroeste.
Puedes recorrer todas las montañas de Caha o tomar carreteras serpenteantes para pasar por el impresionante Healy Pass. Con tiempo, incluso puedes desviarte hacia la isla de Bere (en barco) o la isla de Dursey (tomando el único teleférico de Irlanda). En otras palabras, puede ser tan largo o tan corto como tú quieras.
Su intrincada costa y escarpadas montañas son un paraíso para geólogos, con estratos rocosos expuestos y contorsionados que crean paisajes sobrecogedores detrás de cada esquina.
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¿Platos fuertes? Aquí no te van a faltar. Algunos incluyen los pueblos costeros de Castletownbere y Allihies, donde el museo de las minas de cobre cuenta la increíble historia de una industria que llegó a dominar toda la región. En claro contraste con los artefactos que se pueden ver allí, como viejas perforadoras, botas y los restos de torres y salas de máquinas, están los campos circundantes, las playas y las carreteras rurales llenas de fucsias.
Historia de dos pueblos
Kenmare es una opción algo menos vistosa que su vecina Killarney, pero tiene una elegancia que consigue encandilar a sus visitantes. Alojado en la boca de la bahía de Kenmare, su colorida colección de escaparates, espectaculares restaurantes de marisco y hoteles de lujo es extraordinaria para un pueblo de su tamaño. ¿Quieres un consejo? Pasa la noche. Kenmare es el tipo de sitio en el que puedes hacer piragüismo en el estuario, sorber un té de media tarde, perder la noción del tiempo en una galería de arte y romper la cáscara de una langosta... todo en el mismo día.
Las accidentadas y rocosas montañas de Caha, que se alzan al norte y oeste, son todo un reto para los senderistas a pesar de su tamaño pequeño, pero también hay una gran variedad de paseos más suaves en el pueblo y alrededores.
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Glengarriff es es el otro pueblo que da acceso a la península de Beara. Su nombre significa "cañada escarpada" en gaélico y se cobija entre bosques antiguos: una parada imprescindible para turistas desde la época victoriana.
La atmósfera estival es contagiosa, hay un puñado de pubs tentadores y además Glengariff es un punto de partida perfecto para caminar por las montañas de Caha. Pero si lo tuyo no es el senderismo, prueba con un paseo más suave: la subida al mirador de Lady Bantry te ofrecerá un panorama exquisito de Cork occidental.
La isla de tesoro
La isla de Garinish (también conocida como Garnish o IInacullin) es el Edén irlandés. Escondidos en el puerto de Glengariff, la isla alberga una serie de jardines ornamentales que plantó originalmente el antiguo propietario, John Annan Bryce, junto al diseñador de jardines de estilo eduardiano, Harold Peto.
Gracias a su emplazamiento protegido y clima casi subtropical, hoy en día se sigue apreciando una rica variedad de plantas, además de las focas que toman el sol sobre las rocas del sur de la isla.
Ah, y toda la tranquilidad y soledad que quieras. Igual que el resto de Beara.