La Swiss Cottage
Enclavada en la selvática campiña de Tipperary -un paisaje cubierto de verde- la Swiss Cottage es como una casa del árbol de fantasía de otro mundo.
Llega a pie por los senderos del río Suir y pasarás por un estrecho túnel de piedra que te lleva a lo que habría sido la sencilla cocina de la casa de campo. Arriba te espera una encantadora imagen de la vida en el campo. Se cree que la construyó el famoso arquitecto John Nast (del Pabellón de Brighton) a principios del siglo XIX, y que la acaudalada familia Butler la utilizaba para fiestas, picnics y veladas. Es un lugar de pura fantasía, diseñado para emular la vida sencilla de los campesinos, pero decorado con papel pintado a mano y adornado con cristal veneciano.
En la planta baja, las habitaciones son impresionantes, pero las pequeñas estancias del piso superior de la casa de campo resultan aún más idílicas, con balcones cargados de rosas y enredaderas retorcidas. Se cree que los mayordomos la utilizaban únicamente unas siete veces al año y nunca dormían en ella. Sin embargo, en la década de 1960 fue habitada por una familia canadiense que vivió aquí durante 20 años. En la década de 1980, la casa estaba abandonada, en ruinas y se utilizaba como refugio para caballos. Afortunadamente, gracias a los esfuerzos combinados del Estado irlandés y de un filántropo estadounidense, se llevó a cabo una amplia restauración. La modista irlandesa Sybil Connolly supervisó la decoración interior y a ella se deben los hermosos papeles pintados, las sillas de madera y la tapicería que se ven hoy en día. Una visita guiada es la forma perfecta de descubrir los secretos y las historias de la Swiss Cottage, pero guarda algo de tiempo para los impresionantes exteriores y los pequeños terrenos que lo rodean.
La Swiss Cottage, condado de Tipperary
Debes saber
Hay aparcamiento en la Swiss Cottage, pero la mejor forma de llegar es caminar desde el aparcamiento del Castillo de Cahir. Se tarda unos 20 a 25 minutos en recorrer las orillas del río Suir.
En la Swiss Cottage no hay cafetería, pero hay baños disponibles.
Únicamente se puede acceder mediante una visita guiada y por orden de llegada. El número máximo por visita es de 10.