Conoce a la gente de Irlanda: Michelle Moroney, profesora de yoga

El particular nirvana de Irlanda está oculto en un tranquilo rincón del condado de Clare. Michelle Moroney y su marido, Michael, dirigen el Cliffs of Moher Retreat. Visitarlo es una mezcla perfecta de inmaculada campiña irlandesa, Ruta Costera del Atlántico, deliciosa comida orgánica y ejercicio relajante y reconfortante.

Parece que practicar el antiguo arte del yoga en el extremo del mundo, en el condado de Clare, es una experiencia que enamora: «Nos han visitado huéspedes de Australia que querían conocer el retiro», comenta Michelle. «Y una pareja de Kansas vino a pasar un fin de semana».

También le preguntamos qué otra cosa cree que atrae a sus huéspedes. «La gente… la tierra, la historia. Venir aquí es una experiencia muy especial. Y resulta un lugar muy accesible. Se encuentra a tres horas de Dublín y no está lejos de Galway. Además, el ambiente es muy cordial y acogedor».

Esta cordialidad es lo que hizo que Michelle y su marido se enamoraran del condado de Clare después de pasar años impartiendo clases de yoga durante sus viajes por el mundo. Aunque son del condado de Meath, nada más regresar a Irlanda se trasladaron al oeste. «Todos los vecinos fueron muy amables. Nunca me preguntan de dónde soy y siempre me he sentido realmente bienvenida».

Abierto desde 2013, el retiro ha crecido a lo largo de los últimos diez años, es tan acogedor como los habitantes de la zona y se encuentra en un entorno maravilloso que no pasa desapercibido: «Es precioso, muros de piedra y mucho, mucho mar. Además, muy cerca se pueden admirar los espectaculares Acantilados de Moher. Tenemos acceso gratuito a los acantilados. Los huéspedes van allí para meditar y contemplar la puesta de sol».

«Los huéspedes lloran de verdad cuando entran en esa sala», comenta Michelle sobre la sala de yoga del retiro. «No es solo la vista; tiene algo realmente especial». Esta conexión elemental entre el lugar y las personas es evidente a lo largo de toda la experiencia del retiro, con comidas elaboradas a partir de alimentos orgánicos y recién preparados, ya que incluso las verduras se cultivan en la propiedad. ¿Y qué decir de la naturaleza?

También contribuye al bienestar general de los huéspedes, que pueden unirse a paseos guiados hasta los acantilados, relajarse en el jacuzzi y, por supuesto, disfrutar de todo el yoga que su cuerpo, alma y mente deseen. Así que, ¿quién está listo para practicar el arte del yoga en Irlanda?