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    enniscrone, county sligo enniscrone, county sligo

    El mar, las algas y el condado de Sligo

    En el condado de Sligo y en la Ruta Costera del Atlántico, se está produciendo una revolución silenciosa. Desde casas de baños hasta jacuzzis, la cultura de las algas de Irlanda está evolucionando. Aoife Carrigy se sumerge

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    Aoife Carrigy | Fotografías de Gareth McCormack
    Ruta Costera del Atlántico
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    Cuando me detengo junto a una casa de baños de techo plano, veo a surfistas en la playa de Enniscrone e interminables dunas doradas que se extienden en el horizonte. Estoy aquí para conocer a Edward Kilcullen, que dirige Kilcullen Seaweed Baths con la ayuda de su hijo Cain. «Ahora está haciendo surf», me dice Edward.

    Mientras vemos las olas surcando la vasta costa atlántica, es fácil entender por qué este bello lugar del suroeste de Sligo fue uno de los complejos costeros victorianos más apreciados de Irlanda. En el siglo XIX, Enniscrone se hizo popular cuando se empezaron a apreciar los beneficios de nadar en el mar y de los baños de algas.

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    Enniscrone, condado de Sligo, © Shutterstock

    Una tradición familiar

    Edward goza de una posición privilegiada tanto en el patrimonio de algas marinas de Irlanda como en la tradición de los baños, parte fundamental del mismo. Desde su posición en la línea familiar, puede remontarse dos generaciones hasta su abuelo, el antiguo chófer de la histórica Liss Ard House de Sligo, que «estaba fascinado por las máquinas, el vapor y todas las cosas mecánicas» y fundó esta casa de baños de algas en 1912.

    Edward también puede mirar más allá de su hijo Cain, exsurfista profesional y múltiple campeón nacional convertido en jefe de recolección de algas para la casa de baños, hasta su nieto Finn, de 14 años, que ya muestra gran interés por el negocio familiar.

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    Cain Kilcullen recogiendo algas en Enniscrone, condado de Sligo

    Recolección para la casa de baños

    Da un paseo por el muelle en Enniscrone con marea baja y la mayoría de los días verás a Cain con su tractor por la orilla recolectando sacos de algas silvestres Fucus serratus, que se utilizan en la casa de baños de la familia desde hace más de 100 años.

    Cain selecciona lo que necesitarán en la casa de baños a diario, que en un día de mucho trabajo puede ser un cuarto de tonelada. Parece mucho, pero Edward señala que es relativamente poco en proporción a la gran cantidad que hay.

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    Cain Kilcullen surfeando en Enniscrone, condado de Sligo

    En armonía con el mar

    «Es algo perfecto para Cain», afirma su padre. «Está en total armonía con el mar y conoce las mareas. Lo hace a medida que la marea baja y las olas no son tan buenas, y cuando se levanta el oleaje, está listo para surfear».

    Una vez que las algas hacen el breve trayecto hasta la casa de baños, Edward explica: «La empaquetamos en el equivalente a un cubo de tres galones, las sometemos a un rápido chorro de vapor para liberar los alginatos y las arrojamos directamente al baño con agua de mar caliente».

    El resultado es una experiencia autóctona de tipo spa que deja la piel de los bañistas muy suave y sedosa y que, tradicionalmente, se ha considerado como cura para los dolores reumáticos y musculares.

    Enniscrone, condado de Sligo

    De izquierda a derecha: Kilcullen Seaweed Baths; Edward Kilcullen; algas Fucus serratus; los antiguos baños de Cliff

    Tiempos de bonanza para las algas

    Cuando el abuelo de Edward se metió en el negocio de los baños de algas, ya hacía tiempo que estaba en auge.

    «A mediados del siglo XIX, el terrateniente de la zona, Christopher Guy-Orme, se aficionó a los baños de mar, que estaban de moda gracias al príncipe regente». Edward señala los antiguos baños de Cliff situados más allá del malecón.

    El terrateniente construyó un pequeño edificio de dos habitaciones con una caldera y un baño para que alguien le tuviera preparado un baño caliente cuando volvía de nadar. Era una instalación privada, pero hacia la década de 1870 la alquiló a una familia local que la convirtió en una casa de baños que ofrecía baños de agua de mar caliente a quienes deseaban probarlos tras bañarse en la playa».

    Enniscrone no era la única localidad que ofrecía ambas actividades (nadar en frío seguido de baños calientes), y la incorporación de algas frescas pronto se convirtió en algo habitual.

    «A finales de la época victoriana había baños de algas en la mayoría de los complejos tradicionales: aquí en Enniscrone, Strandhill (condado de Sligo), Bundoran (condado de Donegal) y Portrush (condado de Antrim). Mi abuelo se inició en este negocio en 1912».

    Kilcullen family Kilcullen family

    Cuatro generaciones de la familia Kilcullen en el exterior de sus baños de algas en Enniscrone, condado de Sligo

    El apogeo de las algas

    Cuatro generaciones después, la casa de baños de Kilcullen sigue a pleno rendimiento y su atractivo ha evolucionado y perdurado a partes iguales a lo largo de los años.

    «Tradicionalmente, solía venir gente mayor del campo tras terminar la cosecha, una vez concluido su periodo de más trabajo», comenta Edward. «Era como una cura para todos los síntomas del reumatismo y la artritis, para los dolores de los huesos, básicamente».

    Enniscrone estaba repleta de veraneantes antes de la avalancha posterior a la cosecha. «En todas las casas del pueblo había gente alojada e incluso en las casas normales había gente que se trasladaba a los cobertizos para hacer sitio en la casa a los huéspedes. Fue una importante fuente de ingresos desde principios del siglo XX hasta la década de 1960».

    De curarlo todo a la vida saludable

    En el punto álgido de esta moda había varios centenares de casas de baños de algas a lo largo de la costa irlandesa, con nueve tan solo en Sligo. Sin embargo, cuando le tocó a Edward hacerse cargo del negocio, los balnearios tradicionales competían con la Europa continental, a la que se podía acceder gracias a las mejores conexiones de viaje, y los baños de algas se consideraban más bien anticuados. «En 1989 solo quedaban dos en el país», recuerda.

    Reacio a dar la espalda a su singular patrimonio («eramos los más antiguos y los únicos que continuamos en las buenas y en las malas»), Edward reinvirtió en una renovación y tuvo suerte con el momento elegido.

    «La gente estaba empezando a interesarse en las terapias alternativas, los alimentos sanos y las formas de vida saludables. Nos subimos a esa ola y parece que acertamos».

    Kilcullen Seaweed Bath Kilcullen Seaweed Bath

    Baño de algas y cabina de vapor en Kilcullen Seaweed Baths, Enniscrone, condado de Sligo

    Agua de mar caliente

    Edward limpió las habitaciones originales y añadió en cada una réplicas de cabinas de vapor de madera del siglo XIX para que los bañistas pudieran alternar entre las bañeras esmaltadas, las cabinas de vapor y las duchas calientes o frías.

    Se enorgullece de afirmar que «seguimos operando como siempre». Todavía bombean agua de mar cuando hay marea alta hasta la azotea para almacenarla en grandes depósitos abiertos de 10 galones. Esa agua de mar se sigue calentando indirectamente con vapor antes de llenar las bañeras esmaltadas e individuales según se necesite. Y tantos años después, siguen cosechando las algas a mano y de forma sostenible en el mismo tramo de costa.

    Tile detail in Kilcullen Seaweed Baths Tile detail in Kilcullen Seaweed Baths

    Mosaicos de azulejos en Kilcullen Seaweed Baths, Enniscrone, condado de Sligo

    Afrontar las duchas frías

    «Tenemos clientes habituales que recorren 80 kilómetros cada semana para bañarse en algas. Creen que es bueno para ellos». Aunque Edward dice que «es difícil concretar la base científica», los beneficiosos efectos colaterales se atribuyen generalmente a la combinación de algas y agua de mar rica en yodo. «La teoría es que absorbes cierta cantidad de contenido de yodo a través de la piel si pasas suficiente tiempo en el baño», explica Edward.

    Las algas ricas en alginato tienen una textura sedosa y grasa, así como un alto contenido en yodo, calcio, magnesio, vitamina E y vitamina F. Se recomienda alternar temperaturas calientes y frías a quienes puedan resistirlo. «Los incondicionales insisten en darse una ducha fría después, y escuchar sus gritos y rugidos no tiene precio».

    Baños de algas en Irlanda

    De izquierda a derecha: baños de algas de la Ruta Costera del Atlántico; Cliff House Hotel, condado de Waterford; Ice House Hotel, condado de Mayo; Voya Seaweed Baths, condado de Sligo

    Liderando un resurgimiento

    Los baños de algas están disfrutando de un resurgimiento en la Irlanda moderna, algo que Edward está encantado de apoyar. «Muchos han venido a averiguar cómo lo hacemos antes de abrir sus propios baños de algas. Cuantos más haya, mejor».

    Ahora hay baños de algas desde Helvick Head, en el sureste de Waterford, hasta Ladies Beach, en Ballybunion (condado de Kerry), y Bundoran, en el condado de Donegal. Puedes elegir entre un baño de algas a orillas del mar en un jacuzzi móvil en un barril de whiskey por cortesía de Wild Atlantic Seaweed Baths, que está presente en varios lugares, o un baño de algas privado en la comodidad del spa de tu hotel, o incluso en tu habitación, como en The Twelve, en Galway.

    Voya Seaweed Bath, County Sligo Voya Seaweed Bath, County Sligo

    Voya Seaweed Baths, Strandhill, condado de Sligo

    Para clientes de mayor nivel adquisitivo

    A las afueras de la localidad de Sligo, en el popular pueblo surfero de Strandhill, Voya Seaweed Baths ofrece una experiencia única en un spa moderno y elegante, junto con iluminación tenue y productos de belleza exclusivos. La empresa asociada Voya Beauty ofreció la primera gama del mundo de cosméticos orgánicos a base de algas y certificados, que ahora se ofrece en muchos de los mejores hoteles, spas y tiendas de Irlanda, además de exportarse a Europa y Estados Unidos.

    Neil Walton, un antiguo triatleta profesional, abrió los Voya Seaweed Baths en Strandhill en 2000. Se sintió fascinado por el potencial terapéutico en el deporte de la talasoterapia en los 90, mientras disfrutaba de una beca deportiva de cuatro años en el prestigioso Colegio Australiano de Educación Física del Parque Olímpico de Sídney. A su regreso a Irlanda, se dirigió a los baños de Edward, en Enniscrone, para ver qué beneficios podrían aportar las algas a su programa de recuperación deportiva.

    «Quedé absolutamente sorprendido por cómo me sentí después», me dice varias décadas después, sentado fuera de Voya Seaweed Baths, donde los obreros se afanan en añadir más salas de baño para hacer frente a una demanda floreciente. Hoy en día, los 40.000 visitantes anuales de Voya van desde parejas que desean mimarse hasta monjes budistas de Cavan que creen en los efectos beneficiosos de los baños de algas, pasando por deportistas («corredores, ciclistas o jugadores de fútbol gaélico») que quieren estimular la recuperación de su cuerpo después del entrenamiento.

    Neil Walton Neil Walton

    Neil Walton, propietario de Voya Seaweed Baths, en Strandhill, condado de Sligo

    De la ciencia deportiva a las algas

    Tras su primera experiencia en Enniscrone, el espíritu de científico deportivo analítico de Neil le llevó a dedicarse a su fascinación permanente por el poder que tienen las algas para acelerar el proceso de recuperación en el entrenamiento deportivo.

    «La planta de las algas tiene más micronutrientes que cualquier otra planta del planeta», explica Neil, gracias a que está sumergida la mayor parte de su vida en agua de mar rica en nutrientes. La inmersión prolongada en agua rica en algas permite que los poros de nuestra piel absorban parte de esos micronutrientes.

    Uno de los nutrientes es el yodo, que según Neil es «fantástico para la glándula del hipotálamo» que controla el sistema endocrino y coordina las funciones del cuerpo para mantener la homeostasis durante el descanso y el ejercicio.

    Al igual que los poros de la piel, las algas se abren en agua caliente. «Se abren exactamente igual que la piel y el alginato sale casi como el sudor». Un baño caliente en una bañera normal mejorará la recuperación gracias al calor conducido a los músculos doloridos. Los alginatos también hacen que el baño de algas sea bastante viscoso.

    «Así se consigue un mayor efecto de conducción del calor y se aprovechan los beneficios de los micronutrientes y la calidad alcalina del agua, lo que ayuda a amortiguar el ácido láctico en el organismo y a reducir la inflamación en algunas partes del cuerpo».

    Streedagh Beach, County Sligo Streedagh Beach, County Sligo

    Strandhill, condado de Sligo, © Fáilte Ireland

    Neil también defiende los beneficios de contrarrestar los iones de carga positiva del cuerpo. «En el cuerpo hay iones positivos y negativos. Los iones negativos favorecen la salud; mientras que los positivos perjudican al sistema inmunitario. El agua de mar y las algas tienen una gran carga negativa, por lo que al bañarse en el mar o en algas se cambia la formación de la carga eléctrica conductiva del cuerpo».

    Todos esos micronutrientes convierten las algas en un preciado recurso natural, por lo que Neil procura cosecharlas con métodos sostenibles que permitan una rápida regeneración en los lugares de recolección. Hijo del difunto horticultor orgánico Mick Walton, que batió récords con sus galardonadas verduras, Neil también conoce bien el poder de las algas como abono natural para la tierra.

    Al igual que en Enniscrone, donde las algas posteriores al remojo en la casa de baños de Kilcullen son muy valoradas como fertilizantes orgánicos para los pastos de la granja familiar, las algas que se usan en Voya Baths, en Strandhill, son populares entre los agricultores locales y los jardineros comunitarios.

    Serrated wrack seaweed Serrated wrack seaweed

    Alga Fucus serratus, Voya Seaweed Baths, Strandhill, condado de Sligo

    Un recurso muy valioso

    De hecho, para muchas de las comunidades costeras e insulares de la costa de la Ruta Costera del Atlántico, azotada por el viento, existía una arraigada tradición de utilizar las algas como abono para la agricultura, lo que les permitía aumentar la productividad de los pobres suelos de la costa oeste lo suficiente para mantenerse alimentados.

    Como dice Edward Kilcullen, «las algas solían considerarse un recurso muy valioso para las granjas» y tener acceso a ellas era fundamental. Registros históricos como las Tasaciones de Griffith, una tasación de las propiedades nacionales realizada en la década de 1850, muestran que las tierras costeras tenían una valoración mucho más alta que las del interior.

    Al igual que otros recursos valiosos en el siglo XIX, los terratenientes locales lo gestionaban con esmero. «Si una de esas grandes corrientes de algas llegaba a la orilla después de una tormenta, a la gente se le asignaba una zona determinada a lo largo de la playa para recolectarlas».

    Gastronomía con algas en Irlanda

    De izquierda a derecha: algas en el menú de Aniar, Galway; algas silvestres en la playa de Streedagh; musgo carrageen, © Shutterstock; recolección de algas con Irish Seaweed Kitchen, condado de Sligo

    Cómo obtener lo mejor de las algas

    Otra forma de absorber los micronutrientes bioactivos altamente concentrados de las algas es consumirlas tal cual o en las comidas. En paralelo al resurgimiento moderno de los baños de algas, las verduras marinas comestibles están desempeñando un papel cada vez más importante en la cultura gastronómica moderna de Irlanda.

    Las algas son un práctico condimento en la cocina casera y un valioso ingrediente en la industria de los alimentos funcionales, que se está desarrollando rápidamente, además de aparecer en los menús tanto de restaurantes de alta cocina como de cafeterías informales.

    En el menú de degustación inspirado en el «terroir» del restaurante Aniar de Galway, galardonado con una estrella Michelin, el chef JP McMahon puede combinar almejas con pimienta dulse y grosellas saladas, o queso ahumado con sabrosas algas.

    En el Osta Café de Sligo, la chef propietaria, Brid Torrades, mezcla hojas de ensalada fresca con espaguetis de mar jóvenes y dulse, coronados con patatas fritas de nori, o utiliza dulse para sazonar todo, desde la sopa de abadejo ahumado hasta los brownies de chocolate.

    Cuando dirigía Glebe House en Collooney en la década de 1990, a Brid le encantaba utilizar el musgo carrageen como elemento de decoración natural para su mousse de cangrejo casero, que se inspiraba en el tradicional pudín de leche de musgo carrageen al estilo «blancmange», que ocupa un lugar destacado en el famoso carrito de postres del conocido restaurante irlandés «de la granja a la mesa» de Ballymaloe House en el condado de Cork.

    Mullaghmore Head & Classiebawn Castle, County Sligo Mullaghmore Head & Classiebawn Castle, County Sligo

    Mullaghmore Head y el castillo de Classiebawn, condado de Sligo

    Pan de algas y búsqueda de alimentos en la costa

    En Eithna’s By The Sea, en Mullaghmore, la chef Eithna O’Sullivan hornea un pan de algas todos los días, junto con delicias como merengues de chocolate con nori y su famoso pescado con patatas fritas, que lleva bacalao o abadejo recubiertos de polenta sazonada con algas y harina de arroz.

    No solo los chefs irlandeses han redescubierto el placer de cocinar con algas comestibles. En 2009, Eithna ayudó a probar y elaborar las recetas de un innovador libro de cocina publicado por una doctora local y buscadora de algas desde hace mucho tiempo, la Dra. Prannie Rhatigan.

    Prannie pasó muchos de los días más felices de su infancia con su padre recogiendo las algas silvestres comestibles que su madre incorporaba a su dieta diaria, y cuando terminó su formación médica y regresó a su comunidad costera, se sintió fascinada por la ciencia emergente (aunque lentamente) sobre las algas marinas que ella describe como «portentos nutricionales».

    Paladines de las algas

    De izquierda a derecha: Eithna O'Sullivan, Eithna's By the Sea, Mullaghmore, condado de Sligo; Dra. Prannie Rhatigan, médico, buscadora de algas y autora; platos a base de algas de Eithna's By the Sea; puerto de Mullaghmore, condado de Sligo

    Los diferentes tipos de algas de Irlanda

    Se han identificado más de 500 grandes algas marinas en las costas de la isla de Irlanda; de hecho, las frescas y claras aguas de la isla de Rathlin, en la costa del condado de Antrim, producen algunas de las algas de mejor calidad del mundo. Prannie ha identificado más de 30 de estos tipos de algas como aptos para el uso culinario, cada uno con su propio sabor, textura y composición nutricional.

    Las muestra en su guía de bolsillo de algas comestibles, mientras que sus dos libros de cocina Irish Seaweed Kitchen (2009) e Irish Seaweed Christmas Kitchen (2014), incluyen cientos de deliciosas recetas tradicionales y contemporáneas con algas para inspirar a los cocineros caseros.

    Prannie es una de los expertos que ahora dirigen paseos regulares en busca de algas a lo largo de varios de los 1.450 km de la costa de Irlanda. Su lugar favorito para llevar a la gente es su playa local de Streedagh cerca de Grange, al norte de Sligo.

    Es una playa que se ha hecho famosa por sus naufragios, con la marea baja, los restos esqueléticos del Greyhound de Whitby, del siglo XVIII, sobresalen de la arena, mientras que dos pecios de la malograda flota de la Armada Española de 1588 yacen sumergidos frente a la costa, pero son las propias algas las que resultan ser los verdaderos tesoros, desde el suave picante de la pimienta dulse hasta la sabrosa trufa de mar.

    Streedagh beach, County Sligo Streedagh beach, County Sligo

    Playa de Streedagh, condado de Sligo

    Algas marinas comestibles y excelentes sabores

    Estos paseos en busca de comida han resultado populares tanto entre los lugareños como entre los turistas, y Prannie ha notado un cambio espectacular en la familiaridad de la gente con los diferentes tipos de algas comestibles y sus usos.

    Las algas vuelven a ser un ingrediente cotidiano, y ahora se puede adquirir en la mayoría de los supermercados locales un condimento de algas secas de alta calidad, convenientemente molidas y mezcladas, recolectadas en una de las más de dos docenas de lugares de acuicultura de algas autorizados a lo largo de la costa irlandesa.

    La mayoría de ellos son negocios familiares a pequeña escala, y muchos son ya la segunda generación. Manus McGonagle, de Quality Sea Veg, creció recolectando algas con su padre frente a la costa de Donegal en Burtonport. «Era solo un niño cuando mi padre me llevó a recolectar por primera vez a finales de la década de 1960 en “un plano”, uno de los barcos de remo de 12 pies únicos de la zona», recuerda.

    Manus se licenció en ingeniería y retomó su legado familiar cuando fundó Quality Sea Veg a finales de la década de 1980 para satisfacer la creciente demanda de algas en Irlanda y Europa.

    Burtonport Harbour, County Sligo Burtonport Harbour, County Sligo

    Puerto de Burtonport, condado de Donegal

    «En los últimos 10 años, las algas han adquirido mucho protagonismo en la alimentación, y las grandes multinacionales prefieren las algas irlandesas por su calidad», afirma Damien Melvin, de Carraig Fhada, en el oeste de Sligo. Damien también continúa con la tradición familiar, tras hacerse cargo de la gestión del negocio de recolección de algas que su padre, Frank Melvin, puso en marcha a finales de la década de 1980. «Se ha recorrido un largo camino desde los tiempos en que un hombre recolectaba unas pocas algas y las vendía en las tiendas locales», afirma riendo.

    En Irlanda han cambiado mucho las cosas a lo largo de las generaciones y el uso de las algas ha sufrido altibajos, pero parece que seguirán ocupando un lugar de honor en la evolución de las comunidades costeras únicas de la isla.