Islas de Lough Erne

No serás el primero que se enamore de estos fragmentos de tierra que flotan en las oscuras aguas azules de la parte inferior y superior de Lough Erne. Los viajes a lo largo de los siglos de los antiguos celtas, los monjes cristianos y los bárbaros vikingos han dejado su huella aquí en forma de rocas paganas e iglesias en ruinas. Empezaremos por lo más destacado, pero cualquier lugar que explores permanecerá en tu corazón mucho después de tu marcha.

Lo primero es descubrir las propias islas. Sube a bordo de un barco tripulado por un experto lugareño y recorre la mejor ruta según las cambiantes corrientes, las estaciones y los movimientos de la fauna en Lough Erne. Al surcar estas aguas azules, no te pierdas los coloridos martines pescadores mientras tu guía te deleita con historias de estas antiguas islas. Ponte cómodo y relájate. Tu aventura acuática va viento en popa.

Isla de Devenish

Devenish, o la isla del buey, está en el extremo sur de los 777 kilómetros cuadrados de la parte inferior de Lough Erne. Su superficie de unas 28 hectáreas albergó un monasterio en el siglo VI que fue saqueado por los vikingos y quemado en el siglo XII, pero volvió a alzarse en la Edad Media. Sus ruinas, compuestas por la iglesia de San Molaise, la abadía de Santa María y una torre circular, aún perduran como ecos sobrecogedores de sus 1.500 años de turbulenta historia. Al pasear por esta tranquila isla, recuerda a los santos y eruditos, el drama, la intriga y las maravillas que abundaron en este exuberante y verde paisaje en siglos anteriores.

Viajar a Devenish es bastante sencillo... Hay un servicio de ferry en verano en el embarcadero de Trory (Enniskillen). También puedes reservar un recorrido privado con Erne Water Taxi o Erne Tours, que zarpa todos los días desde Round O Jetty (en la ciudad). ¿Prefieres ir por tu cuenta? Alquila un kayak o una piragua, o bien alquila un barco sin patrón durante una hora o dos en Erne Boat Hire.

Figuras extrañas en las islas de Boa y White

En el extremo superior del lago encontrarás la isla Boa, accesible por un puente de carretera.Debe su nombre a Badhbh (pronunciado “Baiv”), una antigua diosa de la guerra que no parece encajar en este idílico y tranquilo rincón rural. Desde la carretera principal, no te pierdas el cementerio de Caldragh. Sigue un pequeño camino entre rebaños de vacas curiosas, abre la verja y descubrirás un diminuto cementerio con dos de las estatuas más enigmáticas de la isla de Irlanda. Entre las dos suman tres caras, y aunque en un principio se creyó que la más grande con la cara de Jano era romana, los expertos sospechan que quizá represente a una diosa celta.

Coge un ferry desde Castle Archdale a la isla White para contemplar unas figuras aún más misteriosas. Datan del siglo VI, pero son parte de las paredes de una iglesia del siglo XII. Se cree que los grabados fueron robados durante un saqueo vikingo en el siglo IX. Unos obreros los descubrieron 400 años más tarde y los usaron en la construcción de la iglesia que ahora está en ruinas.

Aventuras isleñas: desde burbujas de cristal hasta restaurantes de lujo

En lo que se refiere a experiencias, esta zona esconde una o dos sorpresas. Descubre más sobre la fábrica de cerámica Belleek Pottery, que forma parte del paisaje desde hace más de 160 años. Pasa una noche bajo las estrellas en las burbujas de cristal en Finn Lough, instálate en el parque de caravanas de Castle Archdale, alquila canoas o bicicletas, o pasea por la maravillosa mezcla de lagos, bosques, castillos y acantilados que dan fama a la zona.

Por el camino podrás saborear una variada gastronomía, como tortas exquisitas en el encantador The Thatch, en Belleek; la alta cocina de The Catalina Restaurant, en el Lough Erne Resort; deliciosos productos locales en el restaurante de Finn Lough, o una cena con vistas en Lusty Beg Island. Vive también una experiencia gustativa en la destilería de Boatyard, junto a Enniskillen, y descubre cómo producen sus excelentes licores y el secreto tras su famoso alambique de cobre “Érainn”.