Bienvenido al centro de visitantes de la vía Corlea

Oculto en un pantano, conservado durante más de 2.000 años, había un fenomenal vestigio de la prehistoria: una carretera de la Edad de Hierro construida en el año 148 a.C. Construida con pesados tablones de roble, se cree que sirvió como «carretera ceremonial» que conectaba la colina de Uisneach, donde se encendió el fuego de Bealtaine y se coronaron los grandes reyes de Irlanda, con Rathcroghan. Sin embargo, pocos años después de su construcción, los tablones se hundieron en el pantano: malas noticias para quienes lo hicieron, pero estupendas para nosotros. El pantano de turba preservó el roble, lo que nos permite ver lo que ahora es la carretera de la Edad del Hierro más grande de su tipo en Europa. Este tramo de carretera de 18 metros está expuesto en el centro de visitantes de la vía Corlea.

Poco después de que se descubriera la vía Corlea, los arqueólogos empezaron a trabajar en la zona. También se encontraron objetos como cerámica, puntas de flecha y armas en buen estado en el pantano, y ahora se encuentran en el centro de visitantes acompañados de información sobre su origen. Después de aprender sobre el pantano, es hora de visitarlo. El pantano de turba de Corlea alberga diversa flora y fauna típica de este paisaje, así como cuatro lagos artificiales fabricados para mantener un cierto nivel de humedad necesario para preservar el pantano. Es un entorno sumamente interesante que se estudiará en los años venideros. Las rutas a pie de fácil recorrido te permitirán contemplar algunas de las bellezas naturales, como el algodón del pantano, las libélulas y el musgo esfagno.