Tracey's Farmhouse Kitchen Experience

“Puede que mi cocina no sea la más ordenada ni la más elegante”, dice Tracey sobre su casa a orillas del lago Strangford, en el condado de Down. “Pero sin duda está habitada y llena de cariño”. Todo en la granja de Tracey, desde el bannock casero de suero de leche hasta el sustancioso pan de trigo, está hecho con amor. Al llegar a la tradicional casa de campo con techo de paja, lo primero que te recibe —incluso antes de ver a Tracey en la puerta con su delantal cubierto de harina— es el aroma a pan recién horneado. El delicioso aroma inunda el ambiente y te invita a entrar, donde te espera una acogedora mesa de cocina repleta de panes tradicionales, dulces y pasteles (otra delicia de Irlanda del Norte) elaborados esa misma mañana, acompañados de mantequillas y mermeladas locales. “Siéntanse como en casa y disfruten de todo lo que hay en la mesa”, dice la amable anfitriona, mientras prepara teteras de té y café recién hechos. “Y lo que no coman, se lo pueden llevar a casa”. Enseguida te sumerges en la tarea: te pones el delantal, te arremangas y empiezas a mezclar y amasar la masa para panes de soda y de trigo con harina y suero de leche locales, antes de colocarla en la plancha. «Aquí no medimos ni pesamos nada», explica Tracey. «Es un puñado de esto y un puñado de aquello, al estilo tradicional». El tiempo vuela entre charlas, risas e historias locales, sobre todo acerca de la comunidad agrícola de este hermoso paisaje a tan solo media hora de Belfast. En la cocina de Tracey, te garantizamos que harás amigos, además de pan. Puede que los panes que prepares con tus propias manos no tengan la forma ni el tamaño perfectos, pero esto no es un concurso de belleza. Lo que importa es lo bien que saben, aún calientes de la plancha y servidos rebosantes de mantequilla local premiada, acompañados de tazas interminables de té o café. Y nadie se va con las manos vacías. Además de los recuerdos que te llevas —por no hablar de tus recién descubiertas habilidades como panadero tradicional—, los huéspedes se llevan su propio pan casero de soda, de trigo y de patata, así como las recetas y los pasteles y bollos que hayan sobrado. Esta es la auténtica hospitalidad norirlandesa. «Quiero que mis huéspedes se relajen en mi casa y se sientan como en casa; que se marchen con la cálida sensación de haber sido recibidos con los brazos abiertos y de sentirse parte de la familia», dice Tracey. «Llegan como visitantes y se van como amigos». Reserva ahora >>>

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